Festival de Poesía de Medellín en Lima
La gente empezó a llegar desde las 9 de la mañana. Hacían su cola y conversaban entre ellos animados, algunos preparados con un pequeño tupper lleno de comida; El festival empezaría a las 5 de la tarde y había que combatir el hambre de alguna manera, pero arriesgarse a perder su turno en la cola para ingresar al Estadio Nacional no estaba en los planes de ninguno. La mayoría charlaba amenamente del último libro de poemas que había salido al mercado, otros del último cd de poemas que había comprado, otros de los poetas extranjeros invitados, y otros de la manera cómo presentaban sus textos varios de los participantes; algunos con música otros con performances, unos declamándolos otros leyéndolos, etc.
Cuando dieron las 3 de la tarde, abrieron las puertas del estadio y las interminables colas de gente corrieron en busca de la mejor ubicación tanto en las graderías como en el gramado cubierto. Continuaron las conversaciones mientras vasos de gaseosa o cerveza refrescaba sus gargantas. Por fin dieron las cinco en punto y desde el escenario en el gramado el maestro de ceremonias, un joven locutor de radio, dio inicio al Festival Internacional de Poesía que cada año se da en un estadio o coliseo peruano, con la presencia de cerca de 100 poetas de distintas partes del mundo y de todo el Perú, que este año reúne a 12 idiomas diferentes, entre lenguas nativas y extranjeras.
Mmmmm…. Si tan sólo no fuera ficción ¿no?
Recordar el Festival Internacional de Poesía de Medellín, mencionado en el post anterior, me hace pensar que no tiene por qué considerarse tan lejos de la realidad, al menos no de una realidad potencial. No hay por qué pensar que no es posible. Como dice MaryCarmen ¿“por qué acá no podemos unirnos escritores y no escritores” y llenar parques, anfiteatros o estadios, en torno a algo que late dentro de nosotros y nos vincula con la naturaleza, algo que a pesar de los miles de años transcurridos y los intentos por alejarnos de ella continúa con nosotros, como nuestra sombra o un fiel perro inextinguible o el ritmo que impulsa nuestra sangre?
Está en nuestras manos y en nuestra palabra.
Cuando dieron las 3 de la tarde, abrieron las puertas del estadio y las interminables colas de gente corrieron en busca de la mejor ubicación tanto en las graderías como en el gramado cubierto. Continuaron las conversaciones mientras vasos de gaseosa o cerveza refrescaba sus gargantas. Por fin dieron las cinco en punto y desde el escenario en el gramado el maestro de ceremonias, un joven locutor de radio, dio inicio al Festival Internacional de Poesía que cada año se da en un estadio o coliseo peruano, con la presencia de cerca de 100 poetas de distintas partes del mundo y de todo el Perú, que este año reúne a 12 idiomas diferentes, entre lenguas nativas y extranjeras.
Mmmmm…. Si tan sólo no fuera ficción ¿no?
Recordar el Festival Internacional de Poesía de Medellín, mencionado en el post anterior, me hace pensar que no tiene por qué considerarse tan lejos de la realidad, al menos no de una realidad potencial. No hay por qué pensar que no es posible. Como dice MaryCarmen ¿“por qué acá no podemos unirnos escritores y no escritores” y llenar parques, anfiteatros o estadios, en torno a algo que late dentro de nosotros y nos vincula con la naturaleza, algo que a pesar de los miles de años transcurridos y los intentos por alejarnos de ella continúa con nosotros, como nuestra sombra o un fiel perro inextinguible o el ritmo que impulsa nuestra sangre?
Está en nuestras manos y en nuestra palabra.
Eberth
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