Detalles del Emotivo Discurso de Orhan Pamuk



Con un discurso enternecedor, profundamente reflexivo y melancólico, dedicado a su padre, Orhan Pamuk emociona hasta las lágrimas a los miembros de la Academia Sueca e invitados al pronunciamiento de dicho discurso por haber recibido el Premio Nobel de Literatura 2006.

Partiendo de la anécdota de cuando su papá le dejó un maletín "lleno de sus escritos, manuscritos y cuadernos", dos años antes que muriera, y le pidió que los leyera, en su acostumbrado tono bromista, después de haberse muerto: "Sólo échale un vistazo. Fíjate si hay algo ahí dentro que puedas usar. Quizá despues de haberme ido puedas hacer una selección y publicarla"; Pamuk pasó a relatar, hilando una y otra con la maestría de su oficio, la relación que su padre y él mantuvieron, la importancia de dicha relación en su formación tanto como persona cuanto como escritor, el significado que ser escritor tiene para él y la importancia de su ciudad natal en su visión y percepción del mundo. "Este maletín era una amigo cercano, un poderoso recuerdo de mi niñez, mi pasado, pero ahora ni siquiera podía tocarlo. ¿Por qué? No hay duda que era por el peso misterioso de su contenido."

"Ahora voy a hablarles del significado de ese peso. Es lo que una persona crea cuando se encierra en un cuarto, se sienta a una mesa y se retira a una esquina para expresar sus ideas – es decir, el significado de la literatura."

Para Pamuk "Un escritor es alguien que se pasa años tratando con paciencia de descubrir el segundo ser que lleva dentro, y el mundo que lo hace ser quien es: cuando hablo de escritura, lo que viene a mi mente no es una novela, un poema, o tradición literaria, sino una persona que se encierra en una habitación, se sienta frente a una mesa y, en soledad, se inmerge en sí mismo; entre las sombras, construye un mundo nuevo con palabras." Puesto que su padre había escogido dedicarse a los negocios, llevando una vida de gozo y sociedad, encajar su concepto del escritor con el estilo de vida de su padre no era tarea fácil, y si, tramontando el temor de que no le gustara lo que fuera a leer, llegaba a encontrar buena literatura, se vería forzado a "reconocer que dentro de su padre existía un hombre totalmente diferente. Esto era una posibilidad aterrorizante, porque aún a su avanzada edad yo quería que mi padre fuera sólo mi padre – no un escritor."

Estos dilemas lo llevaron a recordar la vasta librería que su padre tenía (más de 1500 títulos que el joven Orhan conocía al dedillo), con cuanta emoción le hablaba de escritores de diversas partes del mundo, especialmente sus favoritos, como Montaigne y otros autores franceses. Lo llevaron a recordar que su padre se daba escapadas a París con la intención, seguramente, de internarse en la literatura, fuera lectura o escritura. O sea, él también habría tenido esos momentos de soledad e introspección. "Pero una vez que nos aislamos del mundo, descubrimos pronto que no estamos tan solos como creíamos. Estamos acompañados de las palabras de aquéllos que vinieron antes de nosotros, de las historias de otras personas, los libros de otras personas, las palabras de otras personas, aquello que llamamos tradición. Yo creo que la literatura es el tesoro más valioso que la humanidad ha acumulado en su búsqueda de autocomprensión." Reflexiona Pamuk.

Recordó sus propios temores, explorados en sus libros. Al cerrar el maletín de su padre afloraron "la sensación de estar abandonado en las provincias y el temor de carecer autenticidad... Pero fue sólo escribiendo libros que conseguí un mejor entendimiento de los problemas de autenticidad (como en Mi Nombre es Rojo y El Libro es Negro) y los problemas de la vida en la periferia (como en Nieve y Estambul). Para mí, ser escritor es reconocer las heridas secretas que llevamos dentro, heridas tan secretas que apenas nos percatamos de ellas, y explorarlas pacientemente, conocerlas, iluminarlas, tomar posesión de estos dolores y heridas, y hacerlas una parte consciente de nuestros espíritus y nuestros escritos."

Por ellos profundizó también en sus sentimientos respecto a su percepción del mundo, esa sensación de abandono en la periferia, de sentir que en la vida y la literatura él "no estaba en el centro", que hay una literatura mundial, cuyo centro estaba muy lejos de él. Sin embargo, Pamuk afirma que "lo que siento ahora es lo opuesto a lo que sentía cuando niño y cuando joven: para mí el centro del mundo es Estambul"; puesto que por 33 años ha estado explorando su ciudad natal literariamente, recreándola y haciéndola suya.

Habiendo reflexionado sobre todos estos puntos, Pamuk cayó en cuenta que "Mi padre también debe de haber descubierto este tipo de felicidad durante los años que estuvo escribiendo, pensé mientras observaba su maletín. No debería prejuiciarlo. Le estaba tan agradecido, después de todo." Y su agradecimiento venía del hecho que además del gusto que compartían por la literatura, su padre siempre lo crió en libertad y respetando su individualidad. Fue una fuerte influencia en su deseo de ser escritor, llegando a motivarlo cuando Orhan tomó esa decisión. Orhan Pamuk describe continuamente a su papá como un amigo ejemplar a quien se quiere seguir y complacer en diversos aspectos, e incluso llegar a ser o hacer aquello que ese amigo no pude ser: escritor.

Después de dar decenas de razones por las que escribe: "escribo porque tengo una necesidad innata de escribir.... Escribo porque estoy molesto con ustedes, con todos... Escribo porque sólo puedo ser parte de la vida real cambiándola. Escribo porque quiero que otros, todos nosotros, todo el mundo, conozcan el tipo de vida que vivimos en Estambul, en Turquía....Escribo no para contar una historia, sino para componer una historia... Escribo porque nunca he conseguido ser feliz. Escribo para ser feliz." Después de abrir su corazón y dar razones y motivos, Pamuk relata finalmente cómo sin palabras su papá se percató que el pequeño Orhan, ahora el reconocido escritor Pamuk, ya había revisado sus escritos y, sin palabras también, eludiendo el tema involuntariamente, le hacía saber que había sido mejor gozador de la vida que escritor. Sin dejar su rol de papá "-como siempre, me había llevado una barra de chocolate (se había olvidado que yo tenía 48 años)-", sonriendo le repitió al despedirse todas las cosas lindas y motivadoras que siempre le decía. Un pequeño regocijo por haber llegado a ser lo que su papá nunca fue le causó un sentimiento de culpa, que fue exacerbado cuando esa circunstancia irónica le recordó que su padre, casi 30 años atrás hizo casi lo contrario: "cuatro años después de haber decidido convertirme en novelista y, abandonando todo lo demás, recluido en mi habitación, terminé mi primera novela, Cevdet Bey y sus Hijos; con manos temblorosas le entregué a mi papá un manuscrito de la novel aún inédita, de modo que la leyera y me dijera qué opinaba. Ello no era simplemente porque yo tenía confianza en su gusto y en su intelecto: su opinión era muy importante para mí porque él, a diferencia de mi mamá, no se había opuesto a mi deseo de ser un escritor. En ese momento, mi papá no se encontraba con nosotros, sino de viaje. Yo esperaba con impaciencia su regreso. Cuando él llegó dos semanas después, corrí a abrir la puerta. Mi papá no me dijo nada, sino abalanzó sus brazos sobre mí de un modo que me hacía saber que le había gustado mucho. " Luego de un momento de silencio por la fuerte emoción, "me dijo que un día ganaría el premio que hoy recibo con tanta felicidad." Como el padre turco que era, le dijo "Un día llegarás a ser un pasha!". Y por años le repitió lo mismo.

Con gran emoción, Orhan Pamuk, el primer novelista turco en recibir el Premio Nobel de Literatura, concluyó diciendo: "Mi padre murió en diciembre de 2002. Hoy, que estoy de pie frente a la Academia Sueca y sus distinguidos miembros que me han galardonado con este gran premio –este gran honor– y sus distinguidos invitados, desearía encarecidamente que él estuviera entre nosotros."


© THE NOBEL FOUNDATION 2006
Traducción del inglés al español por Eberth Munárriz

Comments

Anonymous said…
habia querido leer acerca de esto y hoy tuve la oportunidad de hacerlo aca

gracias por el post
Anonymous said…
Excelente post, muchas gracias por compartir con todos este conmovedor discurso de Orhan Pamuk, muy emotivo.

Les comento que me ha gustado tanto este discurso que he puesto un link a vuestro post desde mi blog de libros: Libros de Luz

Les mando un abrazo grande.
Gustavo
Libros de Luz

(Link directo a la referencia del post aquí)

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