Un Nobel en Perú

Harold Pinter otra vez!!


Desde que Harold Pinter ganó el Oscar, perdón el Nobel, ha aparecido en los diarios (desde "serios" a chichas) con una alarmante frecuencia de vedette o demagogo peruano(a). Naturalmente, nadie se molesta porque aparezca; que sigan informando sobre él! Lo sorprendente del asunto es que antes que ganara el ansiado premio (aunque después los ganadores lo rechacen) no se supiera de su existencia, al grado que si hubieras pronunciado Pinter en una reunión de editores periodísticos, éstos habrían pensado en un largo y delgado vaso de cerveza, mala por cierto, a causa del monopolio cervecero que impera en estos lares.

Sabemos que el dramaturgo inglés tenía un largo tiempo escribiendo, además de actuando y, por si fuera poco, habia estado lanzándole piedras a su vecino transatlántico últimamente; quizá otra razón para que no apareciera en los diarios, especialmente ése enorme, muy difícil de doblar, de gran circulación.

En fin, esa relación premio-cobertura mediática es muy interesante y en nuestro país (Perú, por si acaso) delatora. Delatora de una costumbre, perdón, un lastre que llevamos arrastrando generación tras generación, como una gran bola de reo que se ha adosado a nuestro cuerpo y grabado en nuestro adn: la "cartonitis". Como todo peruano que haya buscado trabajo sabe, los cartones en nuestro país pesan más que el hambre que llevamos en los bolsillos. No importa cuanto hayas estudiado o cuanta experiencia tengas (mencionar creatividad o sabiduría ya fue ocioso), si careces de un Cartón que lo respalde eres tristemente, perdedoramente nada.

Consecuentemente, como el escritor es esa carrera que el hombre inventó para aquéllos que no querían graduarse de nada, en este verde país los escritores están proscritos de la atención y hasta del respeto mediático. Hasta, un momento, hasta que obtengan su cartón; es decir, hasta que ganen su premio. Aunque cualquier premio habría de servir, en esta nación de discriminación educativo-originaria (dime dónde estudiaste y te diré cuanto vale tu cartoncito), qué premio hayas obtenido también marca la diferencia en tu graduación como escritor y por ende, el que te abran la puerta en tal o cual períodico o revista (para la televisión, mejor entra a la política -a lo que aquí se llama política- o la farándula).

A todo esto, como en todo ámbito, hay dos excepciones: el compadrazgo o padrinazgo y que el escritor sea periodista, por supuesto.

Como soñar no cuesta, sueño con un país donde la página cultural en los diarios sea más de una; donde las muertes, accidentes, último capricho demagógico y última juerga deportiva o chisme farandulesco aparezcan en sólo dos páginas o no aparezcan para nada. Sueño con un país donde el lector promedio, al abrir su diario o al mirar la portada pueda decir, "mira, Juan Pérez Quispe presentó anteayer su segundo poemario en la Municipalidad de Comas y le han hecho una reseña interesante!"

Ahhh, sueño..., ya que soñar no cuesta. Aunque mejor he de tener los ojos abiertos, quién sabe me equivoque y me pasen la factura!

Harold Pinter (September 2002)

And after noon the well-dressed creatures come
To sniff among the dead
And have their lunch

And all the many well-dressed creatures pluck
The swollen avocados from the dust
And stir the minestrone with stray bones

And after lunch
They loll and lounge about
Decanting claret in convenient skulls

Después del Almuerzo
Harold Pinter (Septiembre 2002)
(traducción: Eberth Munárriz)

Y después del mediodía las criaturas bien-vestidas vienen
A olisquear entre los muertos
Y almorzar

Y todas las criaturas bien-vestidas cogen
Las henchidas paltas del polvo
y mueven el minestrón con huesos extraviados

Y después del almuerzo
se tumban relajados y huevean
Vertiendo tinto en útiles cráneos

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