Cazando Mariposas a Través de la Ventana


Corrió detrás de otra, saltando e intentando cogerlas en el aire; sus manos regresaban tal como habían salido, vacías. Los intermitentes ruidos de los autos ahuyentaban a cada una que volaba en el azul como si nunca hubiera existido. Entonces, se echaba a la sombra y esperaba que asomara una nueva; pero en su desesperación salía a atraparla ni bien la sentía aparecer a lo lejos, y corría y brincaba detrás de ella; lo cual la asustaba, por supuesto, y hacía que se desvaneciera en el aire. Al quedar con las manos vacías de nuevo, los brazos le caían a cada lado del cuerpo y la cabeza se estrellaba contra el pesado pavimento. Una y otra vez se iba a la sombra, una y otra vez corría y saltaba,una y otra vez se esfumaba de nuevo. Su cabeza, sus manos, sus rodillas, su pecho caían más pesadas sobre el blanco pavimento y sus ojos se cegaban frente al albo silencio.

Cuando tenía ya los pelos en las manos, los ojos en el suelo; se estrelló contra su pecho un flechazo como un témpano de hielo, y fue a dar al piso sin conciencia y sin peso. El suave viento de las alas se posó sobre sus ojos, que paso a paso se abrieron y encontraron con sorpresa placentera una mariposa de palabras temblorosa en la punta de su mente.

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