(Era Su Cumpleaños) y terminó siendo...

“...soy zurdo niña, no
siniestro, el infierno está aquí, aquí
mi casa, éste el lugar maldito donde no
se ama, aquí vivo, aquí trabajo, aquí te amo.”

Continuando con el recuento, así inicia, con este epígrafe, el relato de una fiesta poética. Cuando el más irreverente de los Claroscuro se comprometió a relatar la celebración carnívora del cumpleaños del Claroscuro más inflamablemente encarnado, que oscuro, supimos que teníamos que atenernos a las consecuencias. Sin embargo, cuando aquel entregó su tarea, ésta casi le inflama el cerebro, mientras el Claroscuro nostálgico miraba los granos de arena que habían calentado sus prehistóricas pisadas. Yo... sólo cumplo con recoger estas líneas retorcidas y colgarlas de este cable tan largo y extraño, esperando que otros ojos, otras manos, las miren y las bajen y, antes que se sequen, las soplen por el imprevisible ciberespacio, y en ese proceso, al menos un minúsculo rictus hayan formado.

Para aquellos que participaron en la inspiración de personajes, el editor se viste de pilatos, ya que el autor guarda, en su cartuchera, responsabilidad por su relato.

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